La verdadera riqueza del Ser Humano

He tenido la oportunidad de impartir un Taller de Desarrollo personal y emocional, a dos hermosos grupos de mujeres mayores de 55 años. 

Siempre que acepto una propuesta de desarrollo de Taller, sé que además de aportar al grupo mi profesionalidad, se me presenta la oportunidad de aprender. Cada una de ellas, es un aprendizaje para mí. 

En esta ocasión, me ha tocado acompañar a alrededor de 25 mujeres en un camino de autodescubrimiento, aceptación y rediseño de su personalidad. Ha sido maravilloso disfrutar del descubrimiento que cada una de ellas encontraba en los temas que les resonaban de forma particular. 

Pero quisiera hacer hincapié, en lo que más he disfrutado en este y en otros talleres. Vivenciar el proceso de cohesión grupal, que se percibe a medida que avanza el taller. Cuando en un inicio todas se expresan de forma contenida, sin arriesgarse a contar nada que les pueda hacer sentir vulnerables, para acabar con situaciones tan enriquecedoras y llenas de aprendizaje, como que llegue una de ellas a una sesión necesitando contar algo. Inmediatamente, dejo de lado el material y temario que haya preparado, para dar espacio a algo tan maravilloso como el diálogo que genera la puesta en común de sus vivencias, permitiendo que sus compañeras le aporten una nueva visión de la situación. Y todo esto, en la confianza de que lo que allí se habla, allí se queda. Y es así como entiendo al ser humano, social por naturaleza, en su necesidad de expresar sus sentimientos para darles forma, sentido, explicación o transformarlos cuando no resultan beneficiosos para nuestro bienestar. 

Todo ello, me resulta más enriquecedor y valioso que cualquier otra circunstancia, respetar el proceso natural de los acontecimientos, sin imponerme, y permitiendo que surja el lado mas humano que todos llevamos dentro, que nos enriquece y beneficia, ayudar a otros. 

Soy afortunada por poder vivir esto en mi profesión. Gracias a todas y cada una de ellas.

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