Sin miedo a la adolescencia

En esta ocasión, he tenido la oportunidad de impartir un programa denominado Nexus, que busca concienciar a los preadolescentes en el consumo de sustancias adictivas, alcohol, tabaco, redes sociales, videojuegos. Si, me ha tocado compartir espacio y tiempo con un grupo de niños entre 11 y 13 años. 

En los tiempos que corren, podríamos pensar que resulta difícil hacer “algo” con un grupo de personitas que viven en un tiempo social bastante diferente del que conocemos los adultos. Es fácil justificarnos, diciendo que como viven con las maquinitas, poco podremos hacer.

Recuerdo que el primer día, en la primera dinámica, apenas hablaban, y todos me miraban con cara de “a mi no me pidas nada”. Normal, están en una edad en que apenas pueden sociabilizar con otra franja de edad, sus mentes les tienen atrapados en una orquesta hormonal y un cambio de paradigma vital, en el que no son niños ni adultos. Mas bien, podría decirse que viven en el limbo. 

Sin embargo, mi instinto me ha llevado a rediseñar aquella actividad, ofreciéndoles dos nuevas variables. Preguntas, para responder, y mi participación. Y como por arte de magia, se abrieron. Todos querían responder a todas las tarjetas de preguntas y además querían conocerme. La simpleza de la solución, resulto ser exquisita. Esto demuestra, que quieren pero no saben cómo, o si pero se sienten inseguros. ¿En qué situaciones se supone que actúen como “adultos” y en cuáles como “niños”? No lo saben, y eso les hace sentir frustrados. 

Finalmente, resulto un grupo participativo, abiertos a conocerse y disfrutar. He procurado plantear todo como un juego, la mejor vía de aprendizaje. 

Estaban llenos de dudas, preguntaron cuanto necesitaron. Y por suerte, dieron guerra, lo que me da la pauta de que han disfrutado y han sido ellos mismos, o quienes creen ser, de momento. 

Ir al contenido